Aunque inhabilitada para ejercer cargos de elección popular, Piedad Córdoba se mantiene en el escenario político del país a pesar del Procurador. Sus declaraciones en los medios, incluso desde su cuenta de twitter, siguen siendo noticia.
Ha sido foco de intensas polémicas nacionales debido a su pensamiento de izquierda y sus ideas libertarias. Sabe que para alcanzar la paz en Colombia hay que recorrer largos e incómodos trechos, entre ellos, perdonar a las guerrillas colombianas y darles participación política en el Congreso.
Sus sacrificios y esfuerzos por liberar secuestrados en el país en manos de las Farc ha sido un arma de doble filo: valiente o cómplice, así de dividida está Colombia cuando a Piedad se refieren. En el exterior, en cambio, goza de mucha simpatía y respeto: el Instituto Nobel de Noruega la propuso para el Nobel de Paz en 2009, galardón que finalmente fue otorgado a Barack Obama.
La exsenadora Piedad Córdoba recorre Colombia enarbolando la bandera de Poder Ciudadano, promoviendo su visión del país de cara al postconflicto, apoyando a líderes minoritarios y afirmando los vínculos de amistad con miembros y simpatizantes de su movimiento político.
Hace unos días estuvo en Santa Marta, en una reunión informal con miembros de Poder Ciudadano en el Magdalena, La Cuartilla aprovechó su visita relámpago para conocer sus puntos de vista sobre las elecciones del 25 de octubre, el proceso de paz y otros temas de actualidad:

¿La paz está cerca, habrá firma del acuerdo final en marzo de 2016?
Yo espero que sí. Para ello hemos estado trabajando desde muchos sectores como Poder Ciudadano y Colombianos y Colombianas por la Paz. Hay dificultades y obstáculos: las amenazas del paramilitarismo vigente en casi todo el país, el asesinato de dirigentes sociales y populares y los reparos al contenido divulgado del Acuerdo de Justicia Transicional. Son actos que cierran muchas posibilidades a la firma del acuerdo, pero hay que seguir insistiendo. Ojalá que se haga antes del próximo 26 de marzo. Va a depender más que de las Farc del Gobierno Nacional.
¿Cuál es su posición frente al panorama que dejan las elecciones del 25 de octubre?
Es un panorama desalentador porque infortunadamente muchos personajes de la vida nacional inciden de manera torcida para obtener resultados que no se compadecen con la realidad. Creo que una de las situaciones o de las condiciones sine qua non para que pueda haber paz en Colombia es el cambio del sistema nacional electoral. Sin eso no creo que alguien de la oposición participe con probabilidades de éxito en la contienda política. No podemos seguir validando un sistema corrupto, un sistema poroso donde ganan siempre los mismos y donde aparecen personajes sin ética y moralmente tachables, pero que se validan porque nosotros participamos en ese circo electoral. Hace parte de las garantías políticas cambiar el sistema.
Se abre paso en el Congreso el proyecto de plebiscito para refrendar los acuerdos de paz. Usted ha propuesto que la refrendación sea mediante una Asamblea Constituyente. ¿Sigue pensando igual?
Claro, el plebiscito es muy peligroso porque en él no se le explica a la gente en qué condiciones se dieron los acuerdos, cuáles son las reformas que se tienen que dar en el país, y prácticamente es dejar en manos del mismo Congreso, de la misma clase política, las reformas estructurales que requiere este país. El Presidente está imponiendo decisiones a la fuerza, es decir, consulta a las Farc pero no al resto de colombianos, ni a los movimientos sociales de este país que lo llevamos a la presidencia, no porque compartiéramos con él su proyecto de país, sino porque consideramos que era un espaldarazo al proceso de paz. Yo estoy totalmente en contra del plebiscito, creo que debe darse un camino hacia un proceso que culmine en la convocatoria de una Asamblea Constituyente, que sea la encargada de hacer las reformas que exigen los acuerdos de paz.
Hacen parte de los acuerdos de paz la entrega de curules al Congreso a los exguerrilleros de las Farc y el Eln. Hay quienes proponen que el mecanismo se extienda a las asambleas y los concejos de territorios con presencia histórica de las guerrillas. ¿Encuentra viable y conveniente esta última opción?
A mí sí me parece viable, al menos por un período de tiempo; yo diría que son una especie de bastones políticos electorales para que la insurgencia se pueda insertar de una manera mínimamente equitativa a la democracia de este país. Sin este mecanismo veo muy difícil que la insurgencia pueda tener influencia política, porque ha sido descalificada ante la opinión pública, ya sea por sus acciones, o por sectores que no les interesa que cambien las condiciones de vida del pueblo colombiano. No creo que nadie haga un acuerdo de paz para luego irse para su casa o sus regiones. Me parece que está bien la propuesta. Tampoco seríamos el primer país en el mundo en hacer tales concesiones.

El país vive una suerte de polarización a raíz del fallo de la Corte que autoriza la adopción a parejas gay. ¿Qué postura tiene frente al tema?
Soy una persona absolutamente libertaria. Esos debates no deben existir a estas alturas: son temas que deben darse por sabido y por consabido. En el Congreso de la República fui pionera de debates sobre la igualdad de género, el aborto, la salud sexual y reproductiva, la lucha contra el racismo y la discriminación. He sido una abanderada en estos temas. Y aunque estos debates son importantes no significa que este sea un país moderno. Este sería un país moderno en la medida en que se respeten los derechos humanos, que se respete el principal de todos: el derecho a la vida. Sucede igual con el actual debate sobre la legalización de la marihuana. Distrae a la gente del principal problema, que es el derecho a la salud.
¿Cuál es el futuro de Poder Ciudadano?
Seguimos trabajando por recuperar la personería jurídica del movimiento. Nos espera un futuro de lucha y de mucho trabajo. Un proceso que irá de la mano de los problemas reales de la gente, en tanto seamos capaces de ser intérpretes de lo que quiere y anhela. Seguimos luchando por esa utopía, porque para nosotros Poder Ciudadano es el poder de la gente.