Un hotel cinco estrellas frente al mar, un museo antropológico, el espacio para la sede del Archivo Histórico del Magdalena o la nueva sede de la diócesis de Santa Marta son las propuestas que se han escuchado para darle uso a la edificación donde funcionó el viejo Hospital San Juan de Dios. Las iniciativas anteriores no corresponden en realidad un solo propietario o proponente. La Gobernación del Magdalena y la Iglesia de Santa Marta sostienen una pugna desde hace más de un siglo por esta edificación.

Por un lado, la Diócesis de Santa Marta alega poseer pruebas históricas y archivos notariales que indican que el edificio les pertenece por ley y, por otro, la Gobernación del Magdalena sostiene que desde que se encargaron de la administrar el hospital, después de la muerte del Obispo José Romero Araujo, en 1936, el inmueble les pertenece por posesión.
EL HOSPITAL NACIÓ EN LA COLONIA
En la época de la Colonia, Santa Marta no tenía hospitales. Los enfermos morían en las calles de enfermedades tropicales como la malaria y el cólera, en los siglos XVIII y XIX.
Todavía en la segunda mitad del siglo XIX, en plena época republicana, una enfermedad tropical visito mortalmente al poeta del primer romanticismo colombiano, al político y escritor José Eusebio Caro, quien llegó de París a Santa Marta, en 1853, para hospedarse en una antigua casa de esquina en inmediaciones de la plaza de la Catedral, exactamente en la calle 16 con carrera 19, donde hoy día funciona una papelería. Allí contrajo la fiebre amarilla y murió a los 8 días.
Un siglo antes de la muerte del poeta, el 1 de marzo de 1739 es nombrado, por real cédula, el doctor José Ignacio de Mijares como obispo de la Provincia de Santa Marta, quien, al llegar a la ciudad, vio el preocupante panorama de soldados y oficiales que morían en las calles y las plazas. El obispo Mijares impuso un censo a todos los obispos por valor de 1000 pesos con el fin de construir un hospital.
Así lo expresa la Real Cédula de Su Majestad Fernando Sexto de Borbón, rey de las Españas y las Indias, firmada en Villaviciosa el 4 de enero de 1759, cuya copia original reposa en el Archivo General de la Nación, en el Fondo de Hospitales y Cementerios, tomo 7, folio 794:
De un censo que su antecesor Don José Ignacio Mijares impuso a favor del hospital. Con esta suma procedente de los dineros del obispado de la Provincia de Santa Marta se inició el proyecto de construir un nuevo hospital en Santa Marta, ya que el primero que hubo de los padres Mercedarios desapareció por causa de los incendios e invasiones de los piratas, para tal efecto solicitó la venida de España de un grupo de religiosos de la orden hospitalaria de San Juan de Dios.
El obispo José Ignacio Mijares falleció antes de ver construido el hospital para Santa Marta y, en 1745, otro prelado, Obispo de Santa Marta, Don Juan Nieto Polo del Águila llegó a la ciudad para continuar con la misión. Al no tener un hospital inmediato, sirvió para tal menester la casa episcopal de la Orden de San Juan de Dios, que después es convertida en Real Colegio San Juan Nepomuceno, edificación conocida hoy como Claustro San Juan Nepomuceno, sede cultural de la Universidad del Magdalena.
Juan Nieto Polo del Águila escribió entonces a Fernando Sexto de Borbón para que ratificara la construcción del hospital y concediera a los hermanos hospitalarios de la Orden de San Juan de Dios un terreno para erigirlo. El Rey respondió al Obispo, en la Real Cédula del 7 de marzo de 175, lo siguiente:
En virtud de licencias del reverendo obispo, del Gobernador y del cabildo secular, concedidas a principios del año de 1746 fundó, uno de los religiosos del San Juan de Dios que estaba en esta plaza, en un sitio de 50 varas, en cuadro que se le concedió en lo último de la calle llamada Del Río, el hospital y del estado en que quedaba su fábrica.
Así se construyó el Hospital San Juan de Dios en un lote rectangular en lo último de la calle del Río, hoy carrera Segunda. El lote del antiguo hospital fue donado por el Rey de España, a solicitud del obispo Juan Nieto Polo del Águila, junto a la iglesia original, que también fue Catedral de Santa Marta durante 68 años.
La Segunda parte del Hospital, que hoy en día mira hacia la playa, es relativamente reciente, fue construida en el siglo XX y su diferencia es notable, pues su fachada posee un estilo en mampostería.
Para William Hernández, investigador al servicio de la Diócesis de Santa Marta, el inmueble pertenece a la Diócesis… “He descubierto los documentos originales, fechados en 1745, en plena época colonial, para llegar a la conclusión de quién es el legítimo dueño del hospital San Juan de Dios”. En opinión de Hernández, la verdad histórica debe prevalecer siempre”. La verdad histórica no debe arroparse de mentiras, muchos menos en estos tiempos, cuando la ciencia de la historia ha dejado a un lado los mitos”, expresó William Hernández Ospino, escritor e historiador, quien narró a Hoy Diario del Magdalena, los detalles de la construcción del Hospital San Juan de Dios.
EL PRESUPUESTO
2.394 pesos, 2 reales y 3 maravedíes fue el presupuesto asignado a la construcción del hospital, producto del noveno y medio de diezmos que la Corona Española destinaba al obispado para construir escuelas y obras pías; y de los diezmos recogidos del censo de la Orden de San Juan de Dios desde 1739 hasta el año 1745, como consta en la Real Cédula del 7 de marzo de 1751:
En cuyo cumplimiento lo ejecutareis con dos testimonios de autos, expresando que por no haber hospital alguno en toda esa provincia convirtieron los reverendos obispos el noveno y medio de diezmos destinados a él en escuelas de niños y obras pías hasta el tiempo de Don José Ignacio de Mijares que trató con el Gobernador don Juan de Vera fundar un hospital en esta ciudad, lo cual no llegó a tener efecto por haber muerto dicho prelado desde cuyo tiempo y en virtud de órdenes de mi Virrey, se introdujo en estas mis reales cajas el importe del referido noveno y medio con el fin de verificar aquella fundación mediante de ser tan precisa en aquella casa.
El Virrey de la Nueva Granada, para la época, fue Don José de Solis Folch de Cardona, mariscal de campo de los reales ejércitos, quien sostiene que el 17 de septiembre del año 1746 el padre Fray Blas de Umaña y el doctor Fray José Joaquín González fundaron el Hospital.
La ratificación de los dineros recaudados por la iglesia para la construcción del Hospital San Juan Dios, cuyo verdadero nombre es Hospital San Rafael Arcángel, consta en varias cédulas reales como las de 1751 y 1754. “En 26 folios, del 427 al 442 del tomo 5 del Fondo Hospitales y Cementerios, se reitera la propiedad del inmueble, para que no quede ninguna duda al respecto”, agregó el historiador William Hernández Ospino.

EL PRESUPUESTO
2.394 pesos, 2 reales y 3 maravedíes fue el presupuesto asignado a la construcción del hospital, producto del noveno y medio de diezmos que la Corona Española destinaba al obispado para construir escuelas y obras pías; y de los diezmos recogidos del censo de la Orden de San Juan de Dios desde 1739 hasta el año 1745, como consta en la Real Cédula del 7 de marzo de 1751:
En cuyo cumplimiento lo ejecutareis con dos testimonios de autos, expresando que por no haber hospital alguno en toda esa provincia convirtieron los reverendos obispos el noveno y medio de diezmos destinados a él en escuelas de niños y obras pías hasta el tiempo de Don José Ignacio de Mijares que trató con el Gobernador don Juan de Vera fundar un hospital en esta ciudad, lo cual no llegó a tener efecto por haber muerto dicho prelado desde cuyo tiempo y en virtud de órdenes de mi Virrey, se introdujo en estas mis reales cajas el importe del referido noveno y medio con el fin de verificar aquella fundación mediante de ser tan precisa en aquella casa.
El Virrey de la Nueva Granada, para la época, fue Don José de Solis Folch de Cardona, Mariscal de Campo de los reales ejércitos, quien sostiene que el 17 de septiembre del año 1746 el padre Fray Blas de Umaña y el doctor Fray José Joaquín González fundaron el Hospital.
La ratificación de los dineros recaudados por la iglesia para la construcción del Hospital San Juan Dios, cuyo verdadero nombre es Hospital San Rafael Arcángel, consta en varias cédulas reales como las de 1751 y 1754. “En 26 folios, del 427 al 442 del tomo 5 del Fondo Hospitales y Cementerios, se reitera la propiedad del inmueble, para que no quede ninguna duda al respecto”, agregó el historiador William Hernández Ospino.
LA PUGNA EMPIEZA EN LA REPÚBLICA
El Obispo de la diócesis de Santa Marta, José Romero Araujo, y el Gobernador José María de Alzamora y Remón fueron los protagonistas del primer enfrentamiento entre el Departamento del Magdalena y la iglesia de Santa Marta por el destino del Hospital San Juan de Dios.
Hasta el año de 1821, la iglesia en Colombia no tuvo problemas con sus propiedades ante el Estado colombiano, pero en el año de 1821, durante la presidencia del general Simón Bolívar y la vicepresidencia de Francisco de Paula Santander se expide la Ley 1 del 6 de agosto de 1821 sobre Aplicación a la Enseñanza Pública de los Bienes de Conventos Menores, que señalaba que los edificios de los conventos se tenían que suprimir para destinarse a colegios o casas de educación y además debían suprimirse todos los conventos de regulares que el día de la sanción de esta ley no tuvieran por lo menos 8 religiosos de misa, exceptuando los hospitalarios. Por lo visto, esta ley no afectaba al San Juan de Dios.
En el año de 1826, Francisco de Paula Santander expidió la Ley del 7 de abril, donde reitera, en el artículo segundo, las disposiciones sobre todos los conventos de regulares, excepto los hospitalarios.
La Ley del 14 de mayo de 1855, sobre libertad religiosa, expedida por el presidente Manuel María Mallarino, expresa en el artículo 2 que “las respectivas iglesias y congregaciones de cualquiera comunión serán incorporadas por una ley que les de carácter y personería para manejar sus rentas, bienes muebles e inmuebles siempre que guarden las reglas, establecidas por la Ley, para adquirir o que hayan sido adquiridas legalmente, en cuya posesión se mantiene a la que hoy existen con absoluta independencia con todo poder, con todas sus disposiciones de ley y estatutos”. Esta ley autoriza a la Iglesia a conservar sus propiedades.
Entre 1855 y 1856, el gobernador, haciendo caso omiso a las leyes citadas, pretende despojar a la Diócesis de Santa Marta del edificio San Juan de Dios.
LA INSISTENCIA DEL OBISPO
El primer representante de la iglesia que defendió el Hospital San Juan de Dios fue el Provicario Capitular de la Diócesis de Santa Marta, José Romero Araujo, quien más tarde fue nombrado Obispo de Santa Marta. Su lucha empezó en el año de 1855 y concluyó en 1890, año de su fallecimiento.
El 11 de enero de 1855, el Provicario escribió al Gobernador de la Provincia de Santa Marta, José María de Alzamora y Remón, a quien reclama por haber incumplido las leyes ordenanzas del 2 de diciembre de 1854 que ordenan a la gobernación entregar los bienes pertenecientes a la Iglesia. Pero el mandatario no respondió la misiva. Veinte días después, el Provicario insistió al Gobernador, con una carta en la que reitera su incumplimiento al artículo 3 de la ordenanza quinta expedida por la Legislatura Provincial de 1854. El gobernador ignoró esta y otras dos cartas más enviadas por José Romero Araujo el 19 de marzo y el 13 de mayo de 1855. Solo logró la respuesta esperada, por parte de José María Alzamora y Remón, en una resolución expedida el 6 de septiembre de 1856, en la que devuelve el edificio y bienes del San Juan de Dios a su legítimo dueño:
Señor Provisor Vicario General de la Diócesis, hoy dirijo, al señor administrador central de rentas municipales de la provincia, la siguiente orden, a la mayor brevedad posible proceda usted a entregar al señor provisor, Dr. José Romero, bajo riguroso inventario, el edificio Hospital San Juan de Dios, con todas las firmas muebles, enseres, fondos existentes y cuanto más corresponda a aquel establecimiento.
Gracias a la insistencia de José Romero Araujo, Obispo de la Provincia de Santa Marta, la Diócesis recuperó el Hospital desde el año 1856 hasta el año 1880. El Obispo, en ese entonces, consideró necesario traer desde Francia a la Comunidad de Hermanas de la Caridad Dominicas de La Presentación, quienes se encargaron de administrar el hospital y fundar el Colegio de La Presentación, anexo a este edificio, puede leerse en documentos que Hernández esgrime y comenta con familiaridad de experto.
LA GUERRA CIVIL
La estabilidad del hospital San Juan de Dios se vio interrumpida en 1861, durante la dictadura de Tomás Cipriano de Mosquera, época de conflictos entre los liberales y conservadores que afectó política y administrativamente al país. Entre la anarquía política, y el descontrol social y económico, la gobernación pasa a ser el administrador del hospital hasta el día de hoy.
Fiel al principio liberal de descentralizar el país, el general Tomás Cipriano de Mosquera expidió el decreto denominado Desamortización de Bienes de Manos Muertas, que autorizó despojar a la Iglesia Católica de todos sus bienes, exceptuando los edificios destinados inmediata y directamente al servicio u objeto de culto como templos, casas de reunión, hospitales, colegios y hospicios. En este decreto, el Hospital San Juan de Dios, por su calidad de bien hospitalario fue exceptuado, por lo tanto sirvió de asilo y sanatorio.
En 1864 se expidió otra ley sobre los Bienes de Manos Muertas, cuyo artículo segundo dice: “Exceptúese de la adjudicación que trata el artículo anterior, los bienes que se expresan enseguida, los cuales seguirán a cargo de sus propietarios antiguos”. El listado incluye a los hospitales.
El 7 de agosto de 1890 el gobernador Ramón Goenaga gestiona, ante la Asamblea Departamental, la Ordenanza número 16, para quitarle a la Diócesis al Hospital San Juan de Dios, vulnerando, según Hernández, todas las leyes de la República vigentes, y que aún siguen vigentes. De inmediato, José Romero Araujo dirigió una carta al presidente Carlos Holguín Mallarino para que le exigiera a la gobernación la devolución del inmueble que por ley le pertenece. El obispo aclara que, luego del brutal terremoto de mayo de 1834 que sufrió la ciudad, la reconstrucción del hospital se llevó a cabo gracias a la donación de la acaudalada dama Antonia Vengoechea de Pimentel y no a la intervención de la gobernación. El obispo indicó en su texto este hecho con el fin, según Hernández, de interponer una demanda contra el gobierno departamental.
El senador Pantaleón Germán de Ribón, fue designado por el Congreso de la República para exponer los motivos que permitieran defender la propiedad del San Juan de Dios y devolverla a su legítimo dueño. Alegó, con las pruebas presentadas por el obispo José Romero, que el Obispado de Santa Marta era el propietario del edifico desde hacía 10 años y que la antigua Provincia de Santa Marta se apropió del hospital sin autorización legislativa y contrariando al artículo primero de la ley de 21 de Julio de 1824, en hechos que sucedieron en medio de la coyuntura de la Guerra Civil bajo la dictadura de Tomás Cripriano de Mosquera.
En octubre de 1890, el Congreso de la República presentó un proyecto de ley para devolver el hospital a la Diócesis, el que fue aprobado con 11 balotas blancas contra dos negras. Por medio de esta nueva ley, el Congreso de Colombia decreta, en su artículo único, la devolución a la diócesis de Santa Marta “el edifico que sirvió de convento a los padres de San Juan de Dios, situado en dicha ciudad y que está en poder del gobierno del departamento y el cual será entregado al ilustrísimo señor obispo de la Diócesis de Santa Marta”.
LA GOBERNACIÓN Y EL HOSPITAL EN EL SIGLO XIX
Pero el obispo José Romero Araujo murió antes de ser devuelto el Hospital. En 1936, el gobernador Pedro Castro Monsalvo otorgó poder al abogado Roberto Martínez Robles, para entablar una demanda civil ordinaria contra la Nación y se declare que el edificio Hospital San Juan de Dios y el terreno en el que está construido, le pertenece al departamento.
El abogado Martínez Robles funda su demanda argumentando que “A mediados del siglo XVIII fue fundado en esta ciudad el Hospital de San Juan de Dios, recibiendo la protección del noveno y medio de diezmo de toda la provincia que el Rey por gracia concedió según la real cédula del 7 de marzo de 1751. Segundo, que a principios del siglo pasado el Hospital San de San Juan Dios ha estado bajo la administración de la antigua provincia de Santa Marta y del departamento del Magdalena”. Para Hernández, el doctor Roberto Martínez Robles demanda a la Nación y esto fue ilegal, porque según la ley colombiana no se puede demandar a quien no es propietario del inmueble.
“Si la Gobernación en el año de 1936, pretendía adueñarse del hospital, tuvo que haber demandado al Obispado de Santa Marta, que siempre ha tenido personería jurídica, pero demandó a un propietario fantasma, porque la Nación no era el dueño de este bien (…) El proyecto de demanda que la Gobernación del Magdalena hace ante el Tribunal Superior de Santa Marta, se basa en el primer artículo de estos diezmos, pero no dice de quiénes son esos diezmos y está claro que eso es mentira, pues según los archivos notariales que se encuentran en el Archivo General de la Nación, los diezmos son de la Iglesia. La demanda careció además de fundamentación histórica”, expresó el historiador e investigador William Hernández Ospino.
Según las leyes mencionadas, leyes de 1821, 1824, 1826, 1855 y los decretos de bienes de manos muertas de Mosquera, la Iglesia nunca fue despojada de los bienes hospitalarios. Por lo cual la Diócesis de Santa Marta argumenta que el Hospital San Juan de Dios nunca perteneció a la Nación y, por lo tanto, la sentencia del Tribunal Superior del 5 de diciembre de 1936 carece de fundamento jurídico.
Después del 30 de noviembre de 1936 la Gobernación del Magdalena gestiona la escritura en la Notaría Segunda, pero solo hasta 1990 alega su posesión con la escritura 2643. Es decir, la Iglesia tiene una posesión del inmueble de 268 años desde 1745, a diferencia de los 24 que lleva la Gobernación.
LOS DEBATES CONTEMPORÁNEOS
Después de ser considerado por el Ministerio de Cultura como un Bien de Interés Cultural para el país en el año 1999, el Hospital San Juan de Dios vuelve a ser foco de atención por parte las administraciones departamentales. En la Gobernación de Omar Diazgranados, fue interpuesta una querella ante la Alcaldía para quedarse con la parte antigua del Hospital. Fue la época en la que se habló, por primera vez, de un hotel cinco estrellas como destino de esta edificación, teniendo en cuenta su importante ubicación frente a la Bahía.
Sin embargo, el hotel no se ha consolidado por el mismo dilema que ha existido entre la diócesis de Santa Marta y la Gobernación del Magdalena. El litigio que se entabló en la gobernación de Diazgranados llegó hasta instancias violentas. El párroco de la capilla del Hospital San Juan de Dios, padre Manuel Tiberio Agudelo, fue obligado a salir del inmueble con maltratos, pero al final la Alcaldía, en cabeza de Juan Pablo Diazgranados, concedió la razón a la Diócesis.
En caso de recuperar el bien, que por historia y ley le pertenece a la Diócesis de Santa Marta, Monseñor Obispo Ugo Puccini Banfi se mostró comprensivo ante los hechos actuales y, aunque manifestó que este edificio podría servir como sede de la Diócesis, también reconoció que podría servir para impulsar a la ciudad:
“Proyectos hay muchísimos, se puede trasladar la curia con todas su oficinas, nos hace falta un local más grande para las secretarías que funcionaban dentro de la curia diocesana. Proyectos, muchos, pero vendrá un nuevo obispo, así que el hecho de que yo tenga en mi cabeza unas ideas con el Hospital San Juan de Dios, no quiere decir que los planes sean los definitivos, porque de pronto reciben propuestas de un comprador que pueda hacer una cosa diferente para la ciudad; no se excluye la idea de otras propuestas. Santa Marta es una ciudad turística y, por lo tanto, serviría un proyecto que ayudara a proyectarla”.
Para el obispo de Santa Marta, las posibilidades de erigir otro hospital quedaron en el pasado. Según expresó Monseñor Ugo Pucini Banfi, aunque la idea es encantadora, los nuevos sistemas de salud del país convertirían al Hospital San Juan de Dios en una hermosa fachada, pero con prestación de servicios de salud de calidad dudosa. También fue claro en decir que la Diócesis no tiene presupuesto para reconstruir o demoler el viejo hospital, por lo que se muestra tranquilo con los planes que Dios tenga para este edificio.
Sin embargo, el historiador William Hernández Ospino, quien se ha encargado de realizar una investigación exhaustiva en el Archivo General de la Nación en Bogotá, y en los archivos notariales, piensa que la parte antigua del hospital San Juan de Dios debe recuperarla la Iglesia y la parte moderna debe albergar las sedes del Archivo Histórico del Magdalena Grande y el Museo Etnográfico de la Universidad del Magdalena. “Me parece un pecado contra Santa Marta sacar el museo del edificio; es un proyecto que está prestando un servicio cultural al departamento. La ciudad debe despertar y oponerse a la idea de convertir el edificio en un hotel. El edificio es un patrimonio cultural”, remata Hernández.
Buen e interesante escrito, que revive la memoria de los bienes de la iglesia, otrora maltratada…Aquí se reivindica una propiedad histórica de la iglesia católica…
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