“La poesía en Santa Marta es un trabajo silencioso”: Gustavo Arrieta

A Gustavo Arrieta López se le ve por las calles de Santa Marta con su mochila Kogui al hombro llena de proyectos, poemas y textos por revisar. Quién más que él para medir en el termómetro de la poesía de esta ciudad. Gustavo es un samario que va más allá de El Morro y las faldas de la Sierra Nevada para entender el pensamiento poético de los “Hermanos Mayores” y nombrarlo. Es Licenciado en Lenguas Modernas y especialista en Pedagogía de la Lengua y la Literatura por la Universidad de Pamplona.

Como escritor ha dedicado parte de su vida a los talleres literarios. Un oficio noble en el que se descubre a sí mismo encontrando talentos. Pocos como él se dedican a esta labor de transmitir el amor por la palabra.

Gustavo Arrieta López es director del taller literario de la Universidad del Magdalena, T.a.l.i.u.m. y, además, dirige el taller de escritura creativa de Santa Marta asociado a Renata, programa del Ministerio de Cultura. Gustavo habló sobre sus comienzos en la poesía, cómo llegó a ser orientador de poetas samarios y, además, cómo percibe el trabajo literario en Santa Marta.

LA POESIA DE GUSTAVO

¿Cómo fue ese encuentro con la poesía?

Desde muy pequeño me llamaban la atención los cuentos que me leían las profesoras, los poemas que aparecían en los libros de castellano, pero podría decirse que yo empiezo a escribir poesía gracias al amor, como le ocurre a la gran mayoría de poetas que empiezan a escribir. Los primeros amores de infancia que en su mayoría son platónicos y, por supuesto, al conocer a poetas como Neruda o Julio Flores. Cuando llega el primer amor, llegan los primeros versos de Gustavo Arrieta.

¿Muchos de esos primeros versos los podremos encontrar en su primer libro, Imago?

Imago es una publicación producto del trabajo en la universidad como tallerísta. En mi trabajo en la universidad tuve la oportunidad de acceder a muchos libros que en  mi infancia y adolescencia no tuve. Esto significó un encuentro con otros compañeros con las mismas inquietudes y afinidades, empezamos a leer, a buscar autores y por eso en Imago se busca algo más consciente y no solo es el escribir por el amor sino la poesía por la poesía misma. Hay incluso personas que dicen que mi poesía tiene mucho más peso literario en Imago que en la que estoy haciendo actualmente. Ese trabajo es una recopilación de muchos poemas que yo guardaba en papelitos, cuadernos, servilletas y que en el momento preciso que tuve el tiempo empecé a revisar. En el trabajo de Imago hay mucha corrección y de destrucción.

Gustavo Arrieta en Macondo
Esta entrevista fue publicada en la revista dominical Macondo de Hoy Diario del Magdalena el 24 de febrero de 2013.

¿Qué significa para un poeta romper sus propios escritos que a otros lectores sí les gusta?

Esa revisión fue un encuentro en el que prevaleció el que me gustara a mí. Los compañeros me decían por qué no publicaste tal poema que le escribiste a tal persona, pero prevaleció mi criterio personal. También en Imago hay poemas que a los lectores no le gustan o dicen no saber qué quise decir.

¿Qué es más importante para un poeta, que le guste lo que está en su libro, o lo que otras personas han recopilado de su obra?

Ambas cosas. Uno escribe por un lado para sentirse bien con uno mismo y, por otro, para publicar. Por ejemplo, hay un poema en Imago dedicado a Jorge Luis Borges, y cualquiera se pregunta a quién carajos le interesa un poema dedicado a Jorge Luis Borges; son muy pocas las personas. Pero ahí, en el poema, confluye todo lo que he leído sobre Borges, además de ser mi homenaje personal, más allá de si a  alguna persona le interesa o no.

Hay poemas como “Algunas tardes en tus labios” que cuenta un pequeño momento de mi vida y está en Imago. Los poemas de “Retóricas del silencio” son poemas escritos pensando en la poesía misma.

¿Qué significa para ti que tu trabajo actual no tenga el peso poético de Imago?

Yo creo que entre más joven uno tiende a ser un poco más emocional, el trabajo de Imago lo dice. Es el tránsito del estado larvario de un insecto al estado adulto, mientras que El lenguaje de las Burbujas, mi otra publicación, es un trabajo más consciente, algo más desde la experiencia y producto de una dinámica en mi estadía en la Sierra Nevada con los indígenas Kogui. Claro que hay emociones, sentimientos y reflexiones, pero asumí que lo que estaba escribiendo debería estar más limpio y pulido.

¿A qué le está escribiendo Gustavo Arrieta en la actualidad?

Gustavo Arrieta le está escribiendo a la cotidianidad, a lo que interpreto de la realidad. Soy un poco rebelde y contestatario. Ya no escribo tan seguido, por aquellos de las labores, pero cuando escribo un poema soy muy crítico con la sociedad. Encuentro los espacios y escribo un poema o un cuento, leo un autor y elaboro un ensayo. Estoy leyendo mucho.

¿Algún proyecto concreto?

Acabo de escribir un cuento donde mezclo un poco mis recuerdos de infancia y el ideal de sociedad que queremos. Me veo muy reflexivo, no escribo por escribir. Hay un impulso, maduro la idea y luego me siento a desarrollarla. Antes era más visceral.

EL TALLERISTA

¿En qué momento surgió el trabajo como tallerista?

El trabajo como tallerísta parte de un sueño de unos compañeros y yo cuando estudiábamos y refundamos el taller literario Jorge Luis Borges de la Universidad del Magdalena.

Desde ahí me dije a mí mismo: “Quiero vivir de la literatura. Este es el trabajo que me gusta”. Empecé a formarme, a leer sobre escritura creativa, sobre edición de poemas, sobre pedagogía, porque el trabajo poético es distinto y además cada estudiante es distinto.

¿Cómo va la poesía en Santa Marta?

Hay un trabajo muy silencioso. Los jóvenes están escribiendo cosas muy buenas en sus diarios, en sus blogs, en sus cuentas de redes sociales, pero la ciudad no lo sabe, y es importante que se sepa. Podemos descubrir trabajos muy buenos de otros lugares donde sí se está trabajando la difusión, donde los recursos lo permiten. Lo importante de la obra del artista es que se reconozca y se consuma, pero cuando uno va a una librería en Santa Marta, encuentra a los mismos autores de siempre y no a las nuevas promesas de acá, es muy difícil.

¿Qué diferencia a un poeta que se ha formado en un taller de uno empírico?

No sabría decirlo. Hay escritores que se han formado en un taller y de pronto son muy académicos. Esto también depende de la metodología que emplee el director del taller. También hay escritores empíricos que son muy académicos. Hay escritores que se han formado en talleres y son malos, les falta la magia, el toque, pero también los hay muy buenos. También tiene mucha importancia el taller personal, depende de cómo se procese la información recibida. Es muy difícil establecer una diferencia entre un tallerista y un empírico. Los talleres hoy en día le están apuntando a metodologías que combinan la lectura, la edición, la revisión minuciosa de los trabajos. De pronto yo podría pensar que un poeta empírico podría ser egocéntrico, que no quiera que otro revise su poesía y no pueda tener en cuenta las correcciones; el tallerista sí porque sabe que necesita de otro que le dé un juicio crítico sobre su obra, y esto es fundamental. El trabajo del tallerista resulta ser un poco más depurado en el empleo de ciertas técnicas.

¿Qué temas tratan los escritores samarios de hoy?

Actualmente estoy editando la antología de cuentos de la Red Relata del año pasado. En esta antología confluyen 26 cuentos de jóvenes estudiantes, de personas adultas, egresados. En la presentación quería responder esa pregunta y me di cuenta que hay 26 cuentos distintos, con temáticas diferentes que van desde lo espiritual, el existencialismo, la violencia, lo pasional, la fantasía. Durante ese proceso seleccioné un párrafo más representativo de cada cuento, y de repente ocurrió que me encontré con un “Cadáver Exquisito”, ahí es donde me doy cuenta que hay un eje y ese eje es la realidad. La realidad social actual abruma a cada uno de los 26 talleristas. Es una realidad que parte de lo subjetivo para concebir una realidad objetiva. La gente está sufriendo en su familia, en la calle, con sus ansias y deseos; la gente está con ganas de un mundo mejor y también un anhelo por transcender. Hay una literatura muy personal y critica de lo que está sucediendo en la sociedad.

 

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